Todos los mayores de 30 años tomamos merlot en los '90 sin saber exactamente lo que era. Estuvo en Chile por décadas, silencioso, hasta que en 1994 un especialista francés se dió cuenta que era carmenere... y ahí empezó otra historia. Ya en el siglo XXI una película le dió otro golpe: Entre copas dejaba por el suelo al pobre merlot (y mandaba a las nubes al pinot noir).
Creo que es hora de darle una segunda oportunidad. Como dice Patricio Tapia, hay buenos merlot, sólo hay que buscarlos. Como cuáles? Tres Palacios, Veramonte, Casas del Bosque. Más tradicionales? Miguel Torres, Cousiño Macul. Distintos? Gillmore.
Pero como siempre, lo mejor será estar atentos, y seguir probando, sobre todos aquellos que vengan de valles más bien templados, con temperaturas amplias en el verano.
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